Enero, 2007 . La reaparición de la desaparición
Demasiados meses ya de la desaparición de Jorge Julio López; meses en que se han recrudecido las amenazas a testigos, el secuestro de Luis Geréz, a quien soltaron a las 48 horas sin que hubiera ni un solo detenido por ello ni por las torturas que se le infligieron; amenazas a Victoria Donda, nacida en cautiverio; Héctor Bustos militante de los derechos humanos de Venado Tuerto, estuvo secuestrado 13 días sometido a torturas, con múltiples quemaduras entre ellas una cruz svástica en el pecho a hierro candente; Jorge Salcedo militante de la Liga por los Derechos del Hombre en Mendoza, fue torturado en dependencias policiales... Así estamos en estos meses del secuestro y desaparición de Jorge Julio López.
¡Cómo cuesta retomar el verbo de la denuncia de hace 30 años! ¡Cómo desgarra retomar la exigencia de aparición con vida de Jorge Julio López! Entiéndase, compréndannos, no podemos tan siquiera enunciar 30.000 más uno... no podemos soportarlo, por eso luchamos.
Pero es ahora, en el momento en que costosamente se avanza en algo en los juicios contra los genocidas, justamente por esto, emerge el aciago mecanismo de la desaparición y reabre la caja de Pandora, y salta al corazón mismo de la sociedad el poder funesto del terror cuyo efecto es paralizar, acallar, mirar para otro lado, la repetición del “no te metás” y de “por algo será”, pero ahora con un grado más de perversión el “por algo será” se ha extendido más allá de los militares y de la derecha que las propagaron.
Tan es así, que son tres las desapariciones de Jorge Julio López : la de 1976, la del 18 de septiembre del 2006 y la de la indiferencia y la difamación que se ha hecho. La víctima sospechosa y culpable: el engranaje de inducción con que la dictadura aislaba y enfrentaba a los desaparecidos y a sus familiares. Desde el 18 de septiembre de 2006 resurge la aparición de la desaparición (...)
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