Caprichosas (o intencionadas) paradojas

Cuando Alfonsín promulgó las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, las llamadas leyes de la impunidad, había más defensores del gobernante argentino como “adalid” de los derechos humanos en el Estado español que en la República Argentina. Si bien se habían producido los juicios a las juntas, la controvertida Conadep (1), los desaparecidos volvían a una suerte de limbo de reclamos; se supo y se hizo la mitad de la mitad de la cuarta parte de la verdad. Para entonces ya estaba instalado el mensaje de la modélica transición española y se aplicaba por elemental carácter transitivo a los países latinoamericanos como condición sine qua non de modernidad.

Concluido el juicio a las juntas militares, amputado en gran medida de justicia, se dio por cerrado el capítulo. Se archivó el expediente, no hubo otra vez espacio para los desaparecidos; los organismos de derechos humanos que persistieron fueron arrinconados por políticamente incorrectos, aunque en honor a la verdad no eran exactamente estos los epítetos que les llovían tanto en Argentina como en España. Con la incorporación del mensaje aceptador, los argentinos se dispersaron, y algunos con asombro e incredulidad y otros con posicionamientos definidos, despreciaban y combatían a una irreductible perseverancia. En un diálogo más propio de una tragicomedia en una reunión en Madrid, alguien sentenció: “la dictadura terminó, es como aquí, ¿no se enteraron que Franco murió?” Todo está (o debe estar) enterrado y olvidado. Comenzaban a entrelazarse y avenirse los mecanismos de impunidad y de aceptación de la misma como si de un fenómeno natural se tratase. (Leer más en CODO A CODO)

"El olvido está lleno de memoria" (*)

Porque hay amigos
a los que siempre hemos recurrido
para las causas de más allá del charco

Y así como hemos echado mano a los gestos solidarios entre el campo de los perseguidos y humillados, hoy es posible también recurrir al ámbito judicial donde se tradujeron en querellas, recursos, apelaciones y sentencias, las voces de la lucha contra miembros de las dictaduras chilena, argentina, guatemalteca… luchas contra el olvido y por la justicia, luchas por la memoria, esa misma que pobló los países de Latinoamérica y que portaban los exiliados y refugiados de la República Española.

Porque hubo un tiempo que en las orillas del sur del Atlántico, las canciones de resistencia al franquismo eran entonadas con otros acentos pero mantenían un mismo identitario signo de honor: el antifascismo.

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Europa fue una inmigrante deTiro.

Julio 2008. Qué llamativa metáfora. La mitología consignó en una mujer fenicia raptada por Zeus, la que diera el nombre a este continente. Europa, del griego ancho y amplio, no se puede negar que la etimología de su nombre, tiene, en los tiempos que corren un toque sarcástico.

No tienen ni idea de las ideas que se imponen en Europa los inmigrantes que arriesgan todo para llegar a esta parte del mundo, desde donde sí les ha llegado que el hambre y la miseria no son los determinantes agónicos que se tragan la vida. Arriesgan a que todo se lo trague una ola. Siguen acudiendo en el balanceo marino para que se cumpla el tétrico rito, y es tanto el miedo, que Saturno no puede dejar de devorarlos....

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La cercanía que no se aleja

Mayo 2008. En la década de los sesenta una convulsión social irrumpía en casi todos los rincones del planeta, que cuál vasos comunicantes se entremezclaron, se referenciaban, se potenciaban, se mestizaron, se incluían... nada se sentía ajeno.
Mayo del 68 amanecía desafiante.
En París el movimiento estudiantil, estallaba en luchas. La impronta de Mayo francés sobre la América Latina de los años sesenta fue innegable en los movimientos sociales y políticos. Y asimismo el triunfo revolucionario en Cuba, la guerra de Vietnam, la no lejana independencia de Argelia, influyeron poderosamente en las revueltas que se multiplicaban en todas las latitudes y continentes....
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Auschwitz sigue ahí

Enero 2008. In memoriam Nicolás Cachinesky (Tío Hilito)

A una hora y media de Cracovia, en el pueblo Oswieçim, al que las tropas nazis re-nombraron Auschwitz, después de atravesar los bosques que describe Primo Levy, Yo atravesé estos campos invernales Yo recorrí estos campos como un ser a la deriva, como una persona desesperada y perdida, en busca de un baricentro, de cualquiera que fuera capaz de acogerme. Era verdaderamente la desolación hecha paisaje; después de intentar esquivar la burla siniestra de "el trabajo hace libre” (Arbeit macht frei), Auschwitz sigue ahí.

Espectralmente desnudo, Auschwitz sigue ahí.

Casi terminando 1939, con el objeto de descongestionar las cárceles de Silesia y para poder incorporar nuevos contingentes de presos, el Alto Mando de la SS y la Policía de Wroclaw (Breslau) ocuparon un cuartel abandonado por el ejército polaco, alejado de cascos urbanos, con mucho terreno para futuras ampliaciones y además un punto de gran importancia en la red ferroviaria.

En abril de 1940 se ordenó la creación del campo de concentración de prisioneros, su primer comandante fue Rudolf Höss y los inaugurales presos fueron polacos, destinados a trabajar en las obras de construcción y extensión. De los 20 edificios, 14 tenían una sola planta y los 6 restantes, dos; y a todos se les añadió un piso y se construyeron 8 nuevas edificaciones. En 1942 en los 28 pabellones había entre 13.000 y 16.000 prisioneros.

Los presos eran instalados también en sótanos y desvanes. Con el aumento del número de presos también lo hacía la extensión territorial del campo. Es probable que Auschwitz haya sido el mayor centro de genocidio nazi: cerca de un millón y medio de personas asesinadas.

Espectral y desnudo. Tal vez estos cuervos que picotean en este recién comenzado 2008, estén emparentados con aquellos que Víktor Frankl observaba desde alguno de estos barracones, que sólo quedan habitados por la soledad y el frío que deja tanto quebranto e indignación. A pesar de las manipulaciones de los estados comprometidos, sorteando las maniobras políticas, Auschwitz sigue ahí.

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