El cumpleaños de las dos.

Aron, Nora, te escribo en mi cumpleaños, como juntábamos en un fin de semana en el que festejábamos el tuyo y el mío.

Un día en la biblioteca parlante de Derecho, no recuerdo qué materia estudiábamos, entraste moqueando y angustiada, tiraste los apuntes sobre la mesa y sacaste una hoja dónde tenías anotados unos hechos que sucedieron el día de tu cumpleaños: más allá que nuestros ídolos The Beatles publicaran su álbum Revolver, un 5 de agosto de 1939 la dictadura franquista fusilaba a las Trece Rosas, trece muchachas de las Juventudes Socialistas Unificadas… Estabas tremendamente apenada por la juventud de las compañeras y lo aberrante del fusilamiento, y no había consuelo alguno. Pensaste en no festejar más tu cumple el 5, para aliviar al día el peso de la historia. Y allí surgió combinar los cumpleaños. Mi fecha te atenuaba con dos elementos:  Fidel Castro cumplía los años mi mismo día, y el 13 es un número reiterado y elogiado en el judaísmo, y en agosto (Av) “el pueblo se levantará airoso como león de sus catástrofes”. Ya estaba, ésta era la salida, el recurso de respaldo.

Cruzando Figueroa Alcorta y enfilando para Pueyrredón, comenzábamos nuestros caminares, ida y vuelta a tu colectivo y al mío, parloteando de todo lo divino y de lo humano, quedamos en que iríamos a recabar datos más amplios de las Trece Rosas…  Teníamos una tristeza que la llevábamos compartida en nuestros pasos… Y no sabíamos aún cómo se asemejaría con el franquismo genocida, la dictadura militar que de igual naturaleza se agazapaba en el futuro.

En esas caminatas teníamos las poesías, los planes para proponer mujeres revolucionarias… Nos tomamos muy en serio plantear Las trece rosas en los debates y reuniones venideras.

Los pasos avanzaron en nuestras vidas, nuestros hijos se llevan días… eran otros los planes y tuvimos tiempos de risas y de llantos, de estudios y de praxis, de riesgos y de disfrutes, y nuestros corazones inventaron un idioma propio. Con vos Nora, Aron, hablamos en primera persona del plural desde que nos recostamos para tomar empuje para el horizonte que -nosotras- diseñábamos con colores hippies…

No he dejado la militancia, no podría jamás dejarte, dejarlxs a un lado del camino, siempre estás y están conmigo.

Hay momentos en que veo con tu mirada, y en muchos abrazos comparto tu presencia.

Aron querida cuántas cosas se han quedado suspendidas, detenidas en el tiempo… El papel y el lápiz van saltando de tema en tema, y estoy buscando vendas para esconder las heridas y los pesares… Pero sigo escribiendo, ahora estoy acariciando la vida de Elia Espén, la mamá del Flaco Sebastián de Arquitectura, quién era muy serio con nosotras por las bromas y los chistes, pero calmo, armonizador y valiente. Sé que me aportarías detalles y anécdotas, y sé que querrías tanto a Elia como ella y muchas compañeras-amigas que ya tanto te quieren a vos.

Ojalá que los dos elementos de mi cumpleaños, me aliviaran las penas e impedir como el león que se levanta, que vos no fueras hermana mía, otra rosa fusilada.

En la Selva Lacandona, en Chiapas, sureste mexicano, en una comunidad zapatista hay una nena que se llama Nora por vos, para que no te mueras nunca.

En nuestros cumpleaños, con todo el agradecimiento y el orgullo, Turca, Moisés.

(PD: habrá una semblanza de Nora en poco tiempo)