Podríamos ser Teseo; por Andrea Benites-Dumont

Anudados, atrapados cual ovillo de Ariadna, maniatados en un lenguaje que impide descifrar el puente de ideas, de conceptos, esos espacios que la mente pergeña para encontrar los signos identitarios, los encuentros integradores e igualadores sin atinar con el hilo que nos salve del laberinto envenenado donde todas las salidas son falsas y los atajos son engañosos cebos que conducen a las fauces del Minotauro, irremediablemente.

El sentimiento que atraviesa los últimos tiempos, parecería el de ser hacedores de la nada.

Se multiplican y afianzan las trampas que destruyen los valores y en esta red tóxica pervertidora no nos deja ejercer otros oficios, y la temperatura descontrolada por el cambio climático determina un cambio “humánico” en casi todos los aspectos de la vida: nos deshidratamos de pensamientos y solidaridades y no se encuentra cobijo alguno de los fríos extremos y hasta el más elemental lazo gregario se deshace.

Las entrañas del sistema han quedado en exposición obscena: nunca fue tan claro el control de los financieros sobre los gobernantes, llamados, felicitaciones por el trabajo sucio de sustraerle a los más pobres, y teatralizar una opereta para inducir al convencimiento que no hay otro camino que dejar a los ricos en paz.

El escenario en que estas secuencias se desarrollan, el temor, la inseguridad, la desconfianza, el individualismo, el egoísmo, la banalización, el consumismo, son los regidores obligados al conjunto social; los trabajadores ven a otros trabajadores como enemigos y a los desempleados como los espectros de su posible futuro inmediato.

Una reforma laboral canalla tendrá una huelga general “diferida”..... Leer más en CODO A CODO

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